LA PIEL DE LA TIERRA
La corteza terrestre, a semejanza de la piel de las personas, es el escudo protector de la Tierra frente al exterior. Al mismo tiempo, una especie de termostato capaz de mostrarnos su estado de salud.
El planeta Tierra tiene unos 4.500 millones de años de edad y una superficie de alrededor de quinientos diez millones de km². Aproximadamente el 70% de su superficie está cubierta por el agua en sus diferentes estados. El resto, la parte sólida, es donde se extiende la vegetación natural adaptada a las condiciones climáticas locales del entorno donde se desarrolla. El suelo de toda esa cobertura vegetal natural vendría a conformar la piel de la Tierra.
EL SUELO: LA PIEL DE LA TIERRA
Al igual que la piel humana, la piel de la Tierra es una extensa superficie de vida que realiza multitud de tareas esenciales para conservar su bienestar. Su papel más importante es actuar como barrera protectora de otros medios más sensibles, como los hidrológicos y los biológicos.
El conjunto de propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo lo hacen un sistema clave, especialmente en la realización de funciones de filtración, descomposición, neutralización, regularización, almacenamiento y protección.
LA PROTECCIÓN DEL SUELO ES CLAVE PARA NUESTRA SUPERVIVENCIA
Además, el suelo de los bosques ayuda a regular importantes procesos ecosistémicos, como la absorción de nutrientes, la descomposición y la disponibilidad de agua. Los árboles son extremadamente importantes en la formación de los suelos. Sus raíces se entierran y fragmentan la roca madre formando partículas de suelo más pequeñas, y sus hojas cuando caen contribuyen a aumentar la riqueza en nutrientes del suelo. Las ramas de los árboles amortiguan las lluvias fuertes, y sus raíces proveen una estructura de apoyo; estos dos factores ayudan a evitar la erosión.
Similarmente a la Piel de las Personas, la Piel de la Tierra (el suelo) tiene muchos enemigos. Factores externos que debemos conocer bien ya que nos corresponde protegerla de ellos. Sus enemigos principales son: el fuego, la salinización, la compactación, la humedad (tanto exceso como pérdida), la erosión, la contaminación y el corte y quema.
A estos efectos, se añaden la deforestación, la agricultura intensiva, la ganadería incontrolada y el uso inadecuado de fertilizantes y pesticidas químicos. Todos estos factores influyen en su salud, pudiéndole causar incluso la desertificación.
Para evitar esta desertificación, la vegetación en general y los bosques en particular constituyen elementos esenciales para la vida y la salud de nuestro Planeta, pero sobre todo, para garantizar su bienestar y consiguientemente el nuestro. Al mismo tiempo, resultan indispensables la coordinación de medidas locales y políticas internacionales que promuevan la sostenibilidad de los servicios de estos ecosistemas.
Por otra parte, del mismo modo que la piel de cada persona está adaptada a las condiciones climatológicas de su entorno para protegerse de las adversidades propias del lugar, la piel de Tierra se adapta a las condiciones locales y, a través de su masa forestal se protege de distintas acciones. Por ejemplo:
- Los bosques costeros evitan la erosión en las costas y son una barrera contra la acción del oleaje y las penetraciones del mar.
- Los bosques de galería, que crecen a lo largo de los cauces de los ríos, controlan las crecidas.
- Los bosques de las laderas montañosas limitan la erosión, los derrumbes y los deslizamientos.
- Los bosques de montaña controlan la erosión y la crecida de los ríos, pues reducen la velocidad del escurrimiento de las aguas de lluvia hacia los valles y llanuras.
Además, como ya sabemos, los bosques son los grandes controladores del clima, pues refrescan el ambiente, capturan el CO2 del aire y reducen el progreso del efecto invernadero causante del cambio climático tal y como se expone en el artículo “El papel de los bosques frente al cambio climático“.
Reflexionando sobre la creciente presión humana sobre el suelo, el Director de la FAO (@FAO) José Graziano da Silva (@grazianodasilva) informó que mundialmente, en un 33% de la superficie terrestre, la degradación alcanza niveles críticos, y resulta urgente y necesario aplicar una correcta gestión para su conservación.
Conscientes de la importancia de esta correcta gestión, desde ASHES TO LIFE queremos ayudar a paliar las consecuencias de la drástica deforestación a través del desarrollo y posterior implantación de nuestro proyecto de investigación medioambiental ASHES TO LIFE Project. Con el, conseguiremos devolver la vida a los bosques afectados por incendios forestales y, además de cuidar la Piel de las Personas con nuestros productos cosméticos ecológicos de ceniza, estaremos cuidando la Piel de la Tierra. ¿Nos ayudas a desarrollo?
ASHES TO LIFE #CuidaTuPielYlaDelPlaneta