VALOR ESPIRITUAL, CULTURAL, ECONOMICO E IDENTITARIO DE LOS BOSQUES
Se ha escrito poco sobre el valor espiritual, cultural y económico de los bosques para muchas comunidades. En algunos países, y en determinados bosques, algunas zonas de los mismos, se consideran “especiales” incluso sagradas; Bien por su ubicación y uso, o por asociarlas con algún animal tótem o con espíritus especiales, o bien, por ser los hogares perenes para la biodiversidad o de “acogida” para los humanos migrantes en eterno caminar de regreso al origen.
Las relaciones de las comunidades con sus bosques vienen cambiando y en ocasiones, evolucionando desde actitudes pasivas y/o lesivas ante las transformaciones que sufren los bosques, a presentarse como cuestionamientos reivindicativos e incluso, pasando por diversos grados de influencia activa.
Ante cada cambio importante, las necesidades humanas se satisfacen de otra forma y surgen características culturales especiales para adaptarse a las nuevas condiciones. Este proceso podría trazarse activamente, en todas partes, para dar forma a futuras asociaciones de la población con los bosques, que permitan obtener mayores beneficios de bosques que mantengan su diversidad a través de una gestión forestal sostenible.
Todo lo anterior, evidencia la importancia de una intervención eficaz para asegurar que los vulnerables bosques se conserven en el futuro, tomando en cuenta las necesidades de subsistencia y culturales de las comunidades locales, y sus relaciones especiales con la tierra y con los bosques. Cuando se pierde esta relación especial, también se pierden importantes aspectos de la cultura y la identidad de los lugareños, sus culturas y los propios bosques.
Porque los bosques, además del valor de los intangibles que suponen, desde un enfoque puramente económico valen seis veces más de lo que cuesta conservarlos. Un estudio internacional con participación española ha calculado que la biodiversidad de los bosques tiene un valor estimado de hasta 490.000 millones de dólares al año. “Nuestros resultados, ponen de manifiesto el efecto negativo de la pérdida de biodiversidad en la productividad de los bosques”, afirman los autores del citado estudio publicado por la Revista Science (@sciencemagazine).
Esta nueva evaluación sugiere que una pérdida del 10% de la biodiversidad conlleva una pérdida de entre 2% y el 3% de la productividad que los bosques pueden ofrecer, lo que corresponde unas pérdidas de cerca de 15.000 millones de dólares. “Nuestros resultados ponen de manifiesto el efecto negativo de la pérdida de biodiversidad en la productividad de los bosques“.
Según el investigador Sergio de Miguel, Univ. De Lleida y miembro del comité directivo de la Global Forest Biodiversity Initiative, aumentar la biodiversidad mejora la productividad, consiguientemente, “es cada vez más urgente a la luz de la crisis mundial de extinción” dado que “la deforestación y la degradación de los bosques, el cambio climático, amenazan a la mitad de las especies de árboles en todo el mundo”, entender y gestionar debidamente esta relación.
El resultado de esa relación bien entendida y mejor gestionada será un bosque sano. Queremos y necesitamos una sociedad que utilice cada vez más elementos y fuentes de energía renovables, y los bosques lo son.
De Miguel, denuncia la falta de atención que han recibido los bosques en diversas partes del mundo y las contradicciones de parte de la sociedad a la hora de afrontar la gestión de los bosques. “Hay una visión muy urbana que cree que los bosques no se pueden o no se deben tocar, pero debemos entender que gestionar los bosques es bueno para la sociedad y para los propios bosques”, afirma en eldiario.es este investigador. Además, recuerda que “los bosques no son algo virgen”, sino que “son el resultado de una interacción profunda entre el ser humano y la naturaleza“.
El investigador, apunta a que “el problema no es tanto de cantidad de bosque, sino de calidad de bosque“, ya que hoy en día “los bosques están desatendidos, puesto que la gente ha ido abandonado lo usos rurales y tradicionales que implicaban una gestión del bosque“. Y añade, “En España los bosque están infragestionados porque se dice que no son rentables”, afirma de Miguel, que recuerda que “en España, al igual que en otros muchos países, gran parte de la superficie forestal es privada”, con lo que “si un propietario no ve una ganancia en la gestión del bosque no lo hará“.
Por todo ello, tal y como adelantábamos en el artículo Gestión Sostenible de Bosques: Una práctica donde todos ganan, una buena gestión del bosque daría paso en un futuro no lejano, a que esos lugares mágicos, plenos de vida y luz, retomasen el protagonismo que les corresponde y volvieran a ser sanatorios físicos y espirituales, despensas, espacios y centros educativos y de investigación sobre culturas locales, así como sobre la explotación y conservación forestal. Esta práctica aportaría armonía entre los beneficios económicos, ambientales y los sociales que nos ofrecen los bosques.
ASHES TO LIFE #CuidaTuPielYlaDelPlaneta